septiembre 28, 2008

Enfermedad de los Sentimientos






La experiencia de mi compañera con estudiantes adictos a alcohol y drogas, me hizo reflexionar sobre este flagelo e indagar en respuestas que aporten luz. En este momento, inicio con más dudas que certezas:

¿El docente o la institución educativa están preparados para enfrentar este fenómeno? ¿Cuánto del quehacer pedagógico con estos estudiantes se basa en prejuicios o investigaciones científicas? ¿El sistema educativo debe involucrarse en la rehabilitación o prevención o en ambos actos? ¿Qué consecuencias tiene la adicción a sustancias químicas en la comunidad escolar y familiar? ¿Cómo es el síndrome emocional de la adicción de alcohol y drogas?

Aunque el consumo de sustancias químicas para modificar el estado de ánimo o la percepción de la realidad se ha utilizado en casi todas las culturas. En el último tiempo la oferta y demanda del consumo de alcohol y drogas ha aumentado exponencialmente.

Un rasgo evidente de esta estación es la facilidad de crear entornos corruptos que denigran la esencia del ser y atentan contra la vida humana, sana y feliz. Incluso se ha ocultado de la cotidianeidad, tradicionales arquetipos para introducir otros que responden más a una comunidad consumista e inhumana.

El consumo de alcohol y drogas es una epidemia nefasta de nuestra civilización que no distingue edad, cultura, nivel socioeconómico ni actividad. No obstante, los niños y jóvenes han sido más vulnerables a la influencia putrefacta del consumo de sustancias que aniquilan. Según información de autoridades, el consumo de alcohol y drogas se inicia cada vez más a temprana edad, alrededor de los 11 a 12 años. Por eso, no es extraño que en las aulas existan estudiantes con adicción a sustancias químicas.

Es indudable que el alcohol, la marihuana, la cocaína, algunos medicamentos y otras drogas sintéticas dañan profundamente la esencia del ser humano. Entonces uno se pregunta ¿por qué ocurre?

Entre los innumerables autores que responden la pregunta, quiero mencionar la de Raúl Schilkrut y Maite Armendáriz que hablan de “enfermedad de los sentimientos”, pues me parece una metáfora muy significativa de la condición humana y muy reveladora del ‘estilo’ de existencia actual.

Y para explicar la adicción de alcohol y drogas señalan tres factores que posibilitan esta enfermedad:


1.- Factores de personalidad:

* Predisposición genética.

* Autoimagen alienada.

* Intolerancia a la frustración.

* Desinhibición e impulsividad.

* Debilidad emocional.

2.- Factores familiares:

* Carencias afectivas.

* Autoridad excesivamente permisiva o autoritaria.

* Experiencias traumáticas (muertes, pobreza, otros).

3.- Factores ambientales:

* Fácil acceso al consumo de drogas.

* Consumo de alcohol y drogas en el entorno.

* Presión del grupo de pares.





septiembre 07, 2008

Vulnerabilidad


Nunca antes había percibido tanto dolor, tanta frustración en una compañera de trabajo. Observé que venía cabizbaja, acongojada, angustiada. Me miró con suplica e irritación. No era el momento para hablar con ella, no era el instante para cuestionar o reflexionar. Me di cuenta que sólo necesitaba ser acompañada, escuchada y comprendida.

Jazmín, profesora de lengua inglesa, había tenido un conflicto en la clase.


“En la universidad no me prepararon para esta experiencia, jamás me dijeron que en las aulas tendría adolescentes alcohólicos y drogadictos. Me siento sin fuerzas para continuar, estoy destrozada. Cada vez que voy a la sala de este curso, siento malestares físicos y angustia… pues no sé con qué sorpresa me encontraré.

Estos estudiantes son desafiantes, insensibles e irrespetuosos cuando te declaran: ‘Enséñame si es que puedes’, y peor aún cuando exteriorizan: ‘A ver si logras que aprenda cuando yo no quiero aprender.’ Ya no tengo recursos para motivarlos, si lo único que quieren es vivir en su egocéntrico mundo, en su narcisista existencia. No escuchan a nadie, ni siquiera a ellos mismos. En ocasiones siento ganas de gritarles, zamarrearlos para que despierten y vuelvan a la realidad.

Siento que no tengo apoyo de nadie, ni los padres ni las autoridades se apropian de sus responsabilidades. Este sistema cada vez divulga más derechos y menos deberes para los jóvenes, si hay algunos que se creen con el derecho de mantenerse ignorante y que las clases deben ser light y sin exigencias de ninguna índole…”



Es evidente que la profesora está “dañada”, no quiero explicarla o que alguien eluda su responsabilidad; no obstante, de vez en cuando, la crítica se centra exclusivamente en el profesor como único responsable de la decadencia del sistema escolar sin valorar otras variables pertinentes. Además, debemos reconocer que es más habitual encontrarse en las aulas con estudiantes consumidores de alcohol y drogas. Ni los profesores ni las escuelas están preparados para interactuar con individuos que están evidenciando un deterioro progresivo de sus facultades humanas. Los modelos de aprendizajes educativos no consideran este destinatario.

Esta experiencia me hizo reflexionar sobre el flagelo del consumo de alcohol y drogas en los niños y adolescentes de nuestra cultura.