julio 27, 2007

Que la madera se sienta amada...





“ La madera se deja hacer porque sabe que el carpintero la quiere. El arte y el cariño se juntan en las manos del artesano sabio. Y de ellas sale la obra perfecta que es honra para la madera y para el que la trabajó. Las curvas suaves en las vetas exactas, la forma debida con recuerdos del árbol que la engendró y la adaptación a los usos a que ahora se destina en la mano del hombre, el olor a selva y el toque de taller. Trabajo digno en profesión honrada. Cooperación de las manos que obran y la madera que cede. Y ello porque hay confianza mutua y respeto y amor. Así se trabaja.

El carpintero quiere a la madera. Y la madera lo sabe. Y de ahí sale la obra maestra. Amar lo que trabajamos, amar lo que tocamos, amar lo que hacemos. Y amar de tal manera que lo que amamos y los que amamos se sientan amados y respondan con docilidad voluntaria al proceso que los forma en responsabilidad compartida. Nunca forzar, nunca imponer, nunca esclavizar. La madera se sabe querida y eso le facilita la entrega generosa al cambio difícil que le da un nuevo ser.

Cuenta Chuang Tzu de un carpintero que, cuando le encargaban un mueble, iba a la selva y se ponía a preguntar a los árboles, uno a uno, a ver cuál se consideraba idóneo y dispuesto para aquel trabajo. Sentía sus respuestas, las valoraba, las aceptaba, y por ellas elegía por fin el árbol que mejor iba a servir para la tarea encomendada. La madera sabe mejor que el carpintero qué es lo que más conviene a cada obra. Y lo dice si le sabemos consultar.

Lo importante es que la madera se sienta amada. Que no sea instrumento ciego de ganancia egoísta. Que se vea víctima inevitable de procesos crueles. Que sepa que es útil, que es bella, que es querida, y que es precisamente la transformación penosa, pero necesaria en manos expertas, la que la capacitará para ser obra noble en presencia del hombre. Que se entregue con ilusión porque confía en quien la escoge con cariño.

Otro carpintero podrá trabajar con violencia, disgusto, despecho. Quizá el observador externo no vea la diferencia, pero la madera la siente. Como siente la carne el tacto del cirujano o el golpe del agresor y los distingue. Todos somos carpinteros, de una madera o de otra, y podemos elegir entre amar la madera que trabajamos como aliada nuestra, o forzarla como enemigo que se resiste. La obra será distinta, y distinta será también nuestra satisfacción.

Amemos la madera y que la madera se sienta amada por nosotros. Eso es ser carpintero.”

(Carlos G. Vallés)


julio 15, 2007

¡ A libertar la Belleza !




No es un misterio las innumerables crisis de nuestro tiempo, que se manifiestan en distintos casos… quizás lo más evidente sea el abandono de la Belleza. Hemos relegado muchas virtudes, pero hemos sido más trágicos con la Belleza.

Nuestra cultura, nuestro mundo, nuestra sociedad, e incluso nuestra educación, han desterrado de la cotidianeidad a la Belleza.

Los griegos encontraban a la Belleza en la armonía de las proporciones, por otra parte, el matemático Benoit Mandelbrot nos presenta otra cara de la Belleza: las formas asimétricas de los fractales.

¿Dónde encontramos a la Belleza en la actualidad?...

La violencia no sólo se ha instalado en la cultura, sino en las aulas de las escuelas, y peor aún, se viste con los ropajes de la Belleza. Nos han hecho recorrer un camino con falsedades, con sofismas que daña la Belleza.

¿Dónde está la Belleza?... Ella está secuestrada, amordazada en una celda oculta, camuflada con rituales, falsificada con tecnologías, maquillada con sombras.

La Verdad, el Bien, el Conocimiento y otras virtudes requieren de la Belleza para crecer en plenitud… la Belleza es el elemento catalizador de las virtudes.

La Belleza es fundamental para la vida humana, así como lo es el aprendizaje. Sin embargo, la educación se ha separado de la Belleza, de tal modo que se ha olvidado de cultivar la esencia del ser humano (aquello que es siempre lo mismo), pues, se busca principalmente adiestrar para rendir pruebas estandarizadas, se prioriza la cultura de lo inmediato, se dice: ‘educar para el mercado’. Por las medidas de control, se enseña con tensión y quejas; por el afán individualista del ‘éxito’, se aprende con estrés y desagrado. Algunas aulas se han convertido en la antítesis de la Belleza.

Hemos borrado de la memoria que desde sus inicios la educación, a través del conocimiento y la sabiduría, inquiría a la esencia humana, y escudriñaba cómo responder preguntas fundamentales de la existencia:

¿Quién soy? ¿De Dónde vengo? y ¿Adónde voy?

La Belleza reside en ser aquello para lo cual fuimos creados.

En el arte de educar, existen algunos intentos por libertar a la Belleza: Alain Finkielkraut propone sustituir el principio de placer por la Gratitud. Howard Gardner postula integrar en las aulas tres virtudes trascendentales: la Verdad, el Bien y la Belleza. O el simple anhelo de tener maestros/as y discípulos/as en las clases, y podamos mirarnos a los ojos y decir:

“Eres el secreto del secreto de Dios.
Eres el espejo de la belleza divina.”

Rumi.



julio 02, 2007

Camina plácidamente entre el ruido y la prisa...





El poema ‘Desiderata’ tiene una leyenda acerca de su origen, unos creen que es un anónimo del siglo XVI encontrado en un monasterio, por otra parte, otros afirman que el autor es un abogado y filósofo de Harvard, Max Ehrman (1872-1945). El poema se publicó en el libro póstumo: ‘Los poemas de Max Ehrman’, y el error de autoría se debió a que la poesía se incluyó en una colección de poemas que contenía equivocación en la fecha, autor y lugar de origen.

‘Desiderata’, del latín ‘desideratum’, significa: ‘conjunto de las cosas que se echan de menos y se desean’. Sea quien sea el autor, el texto nos ilustra una forma sana de vivir en este tercer planeta. El presente texto es una versión más de las muchas que existen… recréate en su lectura:

‘Camina plácidamente entre el ruido y la prisa,
y recuerda qué paz puede haber en el silencio.
En la medida de lo posible y sin traicionarte
procura vivir en buenos términos con todo aquel que te rodea.
Di tu verdad tranquila y claramente;
y escucha a los demás,
incluso al aburrido y al ignorante;
ellos también tienen una historia que contar.

Evita a los ruidosos y a los agresivos,
ellos afligen al espíritu.
Si te comparas con otras personas,
puedes tornarte vanidoso y amargo;
porque siempre habrá personas más grandes y más pequeñas que tú.
Disfruta de tus logros y también de tus planes.

Mantén el interés en tu propia carrera, por humilde que sea;
es una verdadera posesión en las cambiantes fortunas del tiempo.
Sé cuidadoso en los negocios;
pues el mundo está lleno de trampas.
Pero no dejes que ésto te ciegue a la virtud del mundo;
muchas personas luchan por grandes ideales;
y en todas partes la vida está llena de heroísmo.

Sé tú mismo.
En especial, no finjas afecto.
Tampoco seas cínico ante el amor;
porque frente a la aridez y al desencanto,
el amor es perenne como la hierba.

Toma con serenidad el consejo de los años,
y renuncia grácilmente a los dones de la juventud.
Nutre la fuerza del espíritu para protegerte de las desgracias inesperadas,
pero no te crees falsos fantasmas.
Muchos miedos nacen de la fatiga y la soledad.
Sin olvidar una justa disciplina,
sé amable contigo mismo.

Eres un hijo del Universo,
no menos que los árboles y las estrellas;
tienes derecho a estar aquí.
Y no importa si te resulta evidente o no,
no hay duda de que el Universo se está desarrollando como debe.

Por ello procura estar en paz con Dios,
de la manera en que lo concibas,
y cualesquiera sean tus trabajos y aspiraciones,
mantén la paz en tu espíritu en la ruidosa confusión de la vida.

A pesar del trabajo duro, las falsas esperanzas y los sueños rotos,
este sigue siendo un mundo hermoso.
Procura estar alegre.
Esfuérzate por ser feliz.’