No es un misterio las innumerables crisis de nuestro tiempo, que se manifiestan en distintos casos… quizás lo más evidente sea el abandono de la Belleza. Hemos relegado muchas virtudes, pero hemos sido más trágicos con la Belleza.
Nuestra cultura, nuestro mundo, nuestra sociedad, e incluso nuestra educación, han desterrado de la cotidianeidad a la Belleza.
Los griegos encontraban a la Belleza en la armonía de las proporciones, por otra parte, el matemático Benoit Mandelbrot nos presenta otra cara de la Belleza: las formas asimétricas de los fractales.
¿Dónde encontramos a la Belleza en la actualidad?...
La violencia no sólo se ha instalado en la cultura, sino en las aulas de las escuelas, y peor aún, se viste con los ropajes de la Belleza. Nos han hecho recorrer un camino con falsedades, con sofismas que daña la Belleza.
¿Dónde está la Belleza?... Ella está secuestrada, amordazada en una celda oculta, camuflada con rituales, falsificada con tecnologías, maquillada con sombras.
La Verdad, el Bien, el Conocimiento y otras virtudes requieren de la Belleza para crecer en plenitud… la Belleza es el elemento catalizador de las virtudes.
La Belleza es fundamental para la vida humana, así como lo es el aprendizaje. Sin embargo, la educación se ha separado de la Belleza, de tal modo que se ha olvidado de cultivar la esencia del ser humano (aquello que es siempre lo mismo), pues, se busca principalmente adiestrar para rendir pruebas estandarizadas, se prioriza la cultura de lo inmediato, se dice: ‘educar para el mercado’. Por las medidas de control, se enseña con tensión y quejas; por el afán individualista del ‘éxito’, se aprende con estrés y desagrado. Algunas aulas se han convertido en la antítesis de la Belleza.
Hemos borrado de la memoria que desde sus inicios la educación, a través del conocimiento y la sabiduría, inquiría a la esencia humana, y escudriñaba cómo responder preguntas fundamentales de la existencia:
Nuestra cultura, nuestro mundo, nuestra sociedad, e incluso nuestra educación, han desterrado de la cotidianeidad a la Belleza.
Los griegos encontraban a la Belleza en la armonía de las proporciones, por otra parte, el matemático Benoit Mandelbrot nos presenta otra cara de la Belleza: las formas asimétricas de los fractales.
¿Dónde encontramos a la Belleza en la actualidad?...
La violencia no sólo se ha instalado en la cultura, sino en las aulas de las escuelas, y peor aún, se viste con los ropajes de la Belleza. Nos han hecho recorrer un camino con falsedades, con sofismas que daña la Belleza.
¿Dónde está la Belleza?... Ella está secuestrada, amordazada en una celda oculta, camuflada con rituales, falsificada con tecnologías, maquillada con sombras.
La Verdad, el Bien, el Conocimiento y otras virtudes requieren de la Belleza para crecer en plenitud… la Belleza es el elemento catalizador de las virtudes.
La Belleza es fundamental para la vida humana, así como lo es el aprendizaje. Sin embargo, la educación se ha separado de la Belleza, de tal modo que se ha olvidado de cultivar la esencia del ser humano (aquello que es siempre lo mismo), pues, se busca principalmente adiestrar para rendir pruebas estandarizadas, se prioriza la cultura de lo inmediato, se dice: ‘educar para el mercado’. Por las medidas de control, se enseña con tensión y quejas; por el afán individualista del ‘éxito’, se aprende con estrés y desagrado. Algunas aulas se han convertido en la antítesis de la Belleza.
Hemos borrado de la memoria que desde sus inicios la educación, a través del conocimiento y la sabiduría, inquiría a la esencia humana, y escudriñaba cómo responder preguntas fundamentales de la existencia:
¿Quién soy? ¿De Dónde vengo? y ¿Adónde voy?
La Belleza reside en ser aquello para lo cual fuimos creados.
En el arte de educar, existen algunos intentos por libertar a la Belleza: Alain Finkielkraut propone sustituir el principio de placer por la Gratitud. Howard Gardner postula integrar en las aulas tres virtudes trascendentales: la Verdad, el Bien y la Belleza. O el simple anhelo de tener maestros/as y discípulos/as en las clases, y podamos mirarnos a los ojos y decir:
“Eres el secreto del secreto de Dios.
Eres el espejo de la belleza divina.”
Rumi.
La Belleza reside en ser aquello para lo cual fuimos creados.
En el arte de educar, existen algunos intentos por libertar a la Belleza: Alain Finkielkraut propone sustituir el principio de placer por la Gratitud. Howard Gardner postula integrar en las aulas tres virtudes trascendentales: la Verdad, el Bien y la Belleza. O el simple anhelo de tener maestros/as y discípulos/as en las clases, y podamos mirarnos a los ojos y decir:
“Eres el secreto del secreto de Dios.
Eres el espejo de la belleza divina.”
Rumi.
2 comentarios:
que gusto saber que el amoroso trato a la madera , la que hace el creador se puede traspasar a las personas, buenísimocomo siempre
Estimado anónimo/a:
Entre metáforas y analogías podemos "re-crear" la realidad e intentar acceder a ella por otros senderos, con el objeto de "orientar" nuestro actuar y "distanciarnos", por un instante, de nuestra "particular" forma de vivir.
Gracias.
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