enero 22, 2007

Aprendizaje y Aprendizaje Educativo II






“¡Ser o no ser: he aquí el problema! ¿Qué es más levantado para el espíritu: sufrir los golpes y dardos de la insultante fortuna, o tomar las armas contra un piélago de calamidades y, haciéndoles frente, acabar con ellas?; ¡Morir…, dormir; no más! ¡Y pensar que con un sueño damos fin al pesar del corazón y a los mil naturales conflictos que constituyen la herencia de la carne!”
(William Shakespeare, Hamlet)


Una de las empresas fundamentales del profesor (a) es lograr aprendizajes educativos, es decir, establecer contextos de enseñanza-aprendizaje en forma sistemática y organizada. No obstante lo anterior, se da la circunstancia que en algún momento del trabajo docente, se vive la experiencia de enseñar “algo” que los alumnos/as no aprenden y, a la vez, alumnos/as que viven situaciones de enseñanza sin alcanzar aprendizajes. ¿Por qué?

Existen múltiples respuestas posibles, sin embargo, quiero destacar una: La intencionalidad (voluntad) en el aprendizaje educativo.

El aprendizaje educativo requiere la presencia consciente y recíproca de la voluntad de enseñar y aprender. Por eso, no basta el propósito del profesor/a (enseñar), sino que se necesita también el objetivo del educando por aprender; si el aprendiz no se plantea, aunque sea mínimamente, un mayor crecimiento, es decir, la superación de sí mismo/a; no se podrá conseguir el acto educativo.

El aprendizaje educativo necesita del diálogo, del encuentro entre ambas voluntades inteligentes: profesor/a -- alumno/a, en última instancia, la dualidad enseñanza—aprendizaje.

¿Por qué la desmotivación del alumno/a por el aprendizaje educativo en la actualidad?

Una posibilidad es que estamos en pleno proceso de la Sociedad del Conocimiento, pero tenemos una escuela y un currículo que responde más al pasado que al presente.

El fin de la educación es construir el perfil del ser humano que se pretende lograr. No obstante, educarse no sólo significa aprender, sino que es el currículo público e implícito, lo que determina que un aprendizaje sea sustancioso o inútil en la formación de ese perfil.

Es verdad que el debate sobre el currículo no es neutro o amorfo, ya que, se oponen creencias. No obstante, los educadores necesitamos saber con claridad hacia dónde ir, y este fin debe ser aceptado por el conjunto de la comunidad. Lamentablemente, el debate entre “técnicos” se ha dejado llevar por presiones políticas, ideológicas y mediáticas que solo han logrado inamovilidad y menoscabos al aprendizaje educativo.

Cabe preguntarse si en las circunstancias existentes, ¿La educación tiene algún grado de influencia en el cambio o perfeccionamiento de la sociedad?

La respuesta está en el “currículo oficial” que se implementa, pues éste determina qué, cómo y cuándo aprender. En él están los objetivos, los contenidos, las actividades y la evaluación del proceso enseñanza--aprendizaje.

En estos tiempos, el currículo educativo tiene una hegemonía absoluta sobre el profesor/a, el alumno/a y la familia; negando otras posturas posibles, por ejemplo, la primacía del profesor/a, alumno/a y familia sobre el currículo u otras intermedias.


Se necesita con premura distribuir el poder de decisión de los “técnicos” con los agentes del aprendizaje educativo: profesor/a, alumno/a y familia. Y devolverles a ellos la capacidad de ser sujetos activos de sus enseñanzas-aprendizajes, recuperar en ellos el valor y la motivación del conocer y confiar en sus competencias; si honestamente queremos avanzar hacia una comunidad más equitativa, de calidad y humana.



2 comentarios:

Anónimo dijo...

hola, podrias decirme porfi de que autor citaste tu publicacion? es para un trabajo, gracias! tere_catla@hotmail.com

Drahcir dijo...

Estimad@: no hay un autor específico, pues busqué resumir varias posturas en común. No obstante, te sugiero indagar en el tópico del "currículo oculto", especialmente en las desventajas que se incurre cuando el diseño es exclusivamente de los "técnicos". Espero que mi respuesta sea de utilidad. Un saludo cordial.
Drahcir.