Cuando me di cuenta que gran parte del curso "estaba en otra". Pregunté a una alumna:
-¿Qué te interesa?- para poder relacionar la clase con los intereses de mis alumnos(as).
Respondió que solo la P.S.U. - pensé que limitada en su decisión de aprendizaje, dejando un amplio universo de conocimientos al margen. Sin embargo, también somos responsables como sociedad de dar a la juventud escasas oportunidades de desarrollo; les inculcamos desde pequeños que la "U" es lo único importante y no decimos la verdad, que es imposible que todos puedan ingresar.
Otro me respondió que "sexo, sexo y más sexo"; una que estaba en el centro me dijo que el dinero; el que estaba cerca de una ventana balbuceó "nada". Preferí no continuar con la pregunta. Era obvio que no podía satisfacer gran parte de los intereses de ellos(as).
Me quedé un rato inmóvil observándolos como conversaban entre ellos. Estaba fascinado con ese heterogéneo grupo humano, cada uno un universo; y a la vez solicitado, porque estoy solo frente a 45 individuos y debo atraer su atención para ser escuchado e iniciar la "venta" del producto.
¿Cómo lograr que estos estudiantes, mis alumnos(as), se encanten por el conocimiento? ¿Qué sus intereses no solo sean los de una sociedad consumista? ¿Cómo estimular el anhelo de superarse a sí mismo? A pesar que sus entornos no son óptimos, ya que la droga, la violencia, la prostitución y la marginación son sucesos diarios en sus vidas.
Casi al final de la clase, se acercó una alumna para decirme que ella "aprende" en mis clases y encontraba "interesante" el contenido trabajado en sala. No quiero ser conformista pero esas palabras me recordaron otra experiencia vivida la semana anterior.
Se regaló a todos los alumnos(as) del liceo un librito que contiene libros del Nuevo Testamento y dos o tres del Antigüo. Una alumna me comentaba que consideraba absurdo el hecho de regalar esta selección de libros bíblicos, porque "nadie" estaba interesado o no era creyente o participante de alguna religión. Y decía que habría preferido "otros regalos". Solo le sugerí que leyera Mateo 13, la parábola del sembrador como forma de encontrar una respuesta a su duda.
Desconozco si realizó mi respuesta. No obstante, he visto en estos días a estudiantes con el "librito" en sus manos. Debo reconocer que son pocos... solo algunos.
2 comentarios:
me parece que en el ambiente en que trabajas es dificil ser profesor, pero te felicito por tratar de realizar tu vocación, a pesar de los obstáculos que se presentan día a día. Ánimo y continua con tu gran labor, quizás algún día alguno de tus alumnos por fin comprenda que lo haces por ellos y por su futuro...
Agradezco el comentario, estimado anónimo. Intento cada día validar mi "vocación" en las dificultades que experimento, sean atribuidas al ambiente, a los estudiantes y a mi propia persona. Reconozco que "La Educación", como nunca antes, está viviendo "momentos de crisis", es decir, oportunidades. Sólo anhelo ser una respuesta oportuna y trascendente en mi quehacer pedagógico.
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