octubre 07, 2006

Mapa y Territorio






Leía en un periódico nacional una entrevista a un economista que era presentado por este medio como “un experto en educación” y un empresario exitoso en software educativo. Dicho personaje decía que los profesores(as) no sabían enseñar y que las instituciones de educación superior no formaban bien a los docentes (que forma de generalizar). Me inquieta que opiniones como estas sean dichas tan livianamente a través de los medios de comunicación, en una sociedad chilena casi totalmente mediatizada, con personas que carecen de elementos de juicios distintos a los “grupos de poder”.

No tengo nada contra los economista, sin embargo, se han convertido en unos “dioses”, sus razonamientos son válidos y sus teorías tienen respuestas para todo el quehacer humano, en desmedro de otras posturas. Creo que esta hegemonía ningún avance traerá.

El entrevistado es categórico en sus afirmaciones, desconozco los argumentos para señalar los juicios, mas dudo que él por un tiempo haya estado haciendo clases en un liceo municipal; dudo que conozca la “realidad presencial” de la juventud chilena actual, a lo más leerá algunos paper que entregan información a sus opiniones.

Yo no creo en los “iluminados de escritorio” porque en la actualidad es muy fácil perderse en los pantanos de datos. Hoy en día el abismo entre teoría y praxis se acrecienta más y más. Es imprescindible que los supuestos vuelvan a nacer de la práctica porque corremos el riesgo de imponer dogmas falsos o silogismos erróneos al entorno. Invito a los “opinólogos” a estar en las salas de clases, conocer nuestra generación de escolares, depender de la administración actual, en fin, ser profesor(a) en el Chile de hoy, y luego, poder corroborar sus experiencias con los paper leídos.

Es una falta de respeto referirse de esa forma con los docentes del país, sé que son miles los que se esfuerzan diariamente por formar a los estudiantes del país y muchos de ellos(as) con sacrificio dan lo mejor de sí diariamente en su labor, en su arte.

Quiero terminar con un relato de A. de Mello del texto El canto del pájaro.


“El explorador había regresado junto a los
suyos, que estaban ansiosos por saberlo
todo acerca del Amazonas. Pero ¿cómo podía
él expresar con palabras la sensación que
había inundado su corazón cuando contempló
aquellas flores de sobrecogedora belleza
y escuchó los sonidos nocturnos de la selva?
¿Cómo comunicar lo que sintió en su corazón
cuando conducía su canoa por las inciertas
aguas del río?
Y les dijo: . Pero, para orientarles,
les hizo un mapa del Amazonas.
Ellos tomaron el mapa y lo colocaron
en el Ayuntamiento. E hicieron copias de él
para cada uno. Y todo el que tenía una copia
se consideraba un experto en el Amazonas,
pues ¿no conocía acaso cada vuelta y cada
recodo del río, y cuán ancho y profundo era,
y dónde había rápidos y dónde se hallaban
las cascadas?
El explorador se lamentó toda su vida de
haber hecho aquel mapa. Habría sido
preferible no haberlo hecho”