mayo 27, 2007

¿Quiénes son los destinatarios de la educación?








Leí un artículo de Humberto Eco, publicado el 21 de mayo en el diario La Nación (Argentina), en donde cuenta que un estudiante pregunta a su profesor: “Disculpe, pero en la época de Internet, usted, ¿para qué sirve?". Esta experiencia me anima a formular algunas preguntas para introducir otros elementos a la situación:

¿De qué hablamos cuándo decimos educación?
¿Quiénes son los destinatarios de la educación? o ¿Hoy en día, quiénes deben ser los receptores de la educación?

En el presente mundo globalizado ¿la educación es un vehículo de emancipación o de esclavitud?

La educación esta siendo cuestionada, analizada y evaluada por diferentes actores, me parece sano este debate, solo anhelo que nos lleve a un sistema educativo que responda a las necesidades esenciales del ser humano actual y no a modelos económicos imperantes.

La escuela, como institución educativa, es una creación cultural, que nace de la necesidad de ‘transmitir’ a otros conocimientos y saberes que se consideran verdaderos. La institución educativa no ha existido siempre; tiene un origen, desarrollo y tendrá un final si no logra evolucionar. Es un grave error la predisposición a ‘eternizarla en el tiempo’. Por lo demás, como se dijo anteriormente, no se puede ‘naturalizar la educación’ y hablar de ‘la escuela’, ‘el/la alumno/a’, ‘la enseñanza’, ‘el aprendizaje’, ‘la evaluación’, ‘el currículo’, etc. Como si siempre fueran los mismos, sin evolución o involución posible.

Si pensamos que el sistema educativo es por “natura”, estamos postulando la incapacidad de injerir en él, de la imposibilidad de trabajar en un sistema creado por humanos. No pretendo destruir el sistema educativo, sino que se trata de ‘re-significar’ la institución educativa a la luz de su identidad histórica e introducir los cambios pertinentes de acuerdo a la época auténtica que se vive. Los tiempos han cambiado y la educación tendría que ser coherente con los cambios que hemos experimentados como especie, ya no se puede mantener una institución con paradigmas antiguos, a pesar de ser exitosos en esos años.

La literatura nos habla que el ser humano es un animal social, necesita de los otros, a partir de los vínculos con el/la otro/a puede cultivar su inteligencia y desarrollar sus potencialidades, por cierto necesita existir en convivencia. De tal modo, la educación es un acto voluntario de enseñar y aprender. Profesor/a y alumno/a deben manifestar la energía de querer aprender-enseñar. En la relación pedagógica ambos actores, buscan satisfacer sus necesidades de enseñar y aprender, aunque a veces en el trato educativo, se olvida la asociación entre el ‘el saber’ y la necesidad que lo provoca. Si bien, enseñar no puede ser visto como dar ‘algo’ que el otro no posee, sino más bien, como una forma de satisfacer una necesidad que el otro no puede subsanar por sí mismo/a. Así pues, el acto educativo debe establecerse a través de vínculos con el otro, un otro (con identidad, voluntad y conciencia) que busca satisfacer una ‘carencia interna’.

La historia de la educación nos dice que el protagonista del acto educativo ha cambiado, pues antes era el profesor/a, amo y señor del aprendizaje educativo; en cambio, hoy el ‘sujeto deseante’, aquel que busca encontrar lo que ‘des-conoce’, es el alumno/a, de tal manera, se ha enclavado en la educación el lema posmodernista: “el cliente tiene siempre la razón”. Considero que este relato pendular no ha sido muy beneficioso para la institución educativa, creo que más que destacar a un actor del proceso educativo, es necesario valorar el lazo o el vínculo que se produce entre profesor/a – alumno/a, pues, en última instancia, educar es crear nexos de conciencia entre humanos.

El caso del estudiante con su pregunta insidiosa al profesor, nos expresa lo frágil y dañada que está la relación entre estos actores, son bastantes las causas que atentan contra la red educativa, por ejemplo, una de ellas es la crisis que se instala en la llamada cultura posmoderna, perturbando a los protagonistas del proceso educativo, cual menos o más, hemos sufrido este influjo y sin pretender ser parcial en mi apreciación, pienso que nuestros alumnos/as nacieron y se están desarrollando en la ‘cultura posmodernista’, es más nuestros/as estudiantes o nuestros destinatarios ostentan muchos de estos males; como profesor, constantemente me pregunto si en la realidad habitual ¿es el estudiante un ‘sujeto deseante’ de formación?

Como una forma de uniformar los criterios me baso en generalizar los rasgos aportados por autores, pero que este procedimiento no nos aleje del ‘otro/a concreto’

¿Cuáles son algunos rasgos negativos del estudiante posmodernista?

· Es ‘light’: mediocre, sin dimensión espiritual. Rinde culto al cuerpo.

· Coexiste en una sociedad nihilista: Hay una pérdida importante del sentido de la vida, con ausencia de valores, proyectos, ideales.

· Niega la verdad: desconfía que pueda llegar a conocer la verdad. Todo es opinable y todas las opiniones tienen el mismo valor.

· Idolatría de la tecnociencia: el avance tecnológico es valorado como forma de superación.

· Prefiere el tener sobre el ser: ya que habita una Sociedad permisiva y consumista, donde los individuos son desechables. Hoy todo vale (libertinaje), la publicidad ejerce una fuerte influencia. Todo se consume y se tira, lo mismo sucede con las personas.

· Es hedonista: el culto al placer, al confort y al bienestar.

· Estima la ‘Neofilia’: lo único que vale es lo nuevo, lo joven.

· Ruptura de la relación intrapersonal: molesta nuestro propio ‘yo’. No hay relación con uno mismo y la interioridad, se prefiere escapar de sí mismo.

· Está instalado en la cultura de la muerte: aborto, alcohol, droga, suicidio, etc.

· Logofobia (fobia a las palabras, odio a éstas): el lenguaje verbal es funcional, cambiante y sin contenido; vocabulario empobrecido, cuantitativo, no expresa el sentido profundo de las cosas.

· Pornografía: la sexualidad está completamente desligada del ser humano y es sólo objeto de placer.Narcisismo. No se ama, se usa a los demás.

· Razonamiento instrumental: todo se ve desde el punto de vista de la funcionalidad, incapacidad de reflexión. Se olvida de ver las cosas desde otras dimensiones que trasciendan lo meramente material.

· Crisis de conexión: rechazo a las redes comunitarias y la dependencia de un ser absoluto. Se cree autosuficiente e independiente. Egocentrismo. Un ser disociado, deprimido y en fuga.

A pesar de lo anterior y que el sistema educativo es injusto, pues cada vez más y mejor utiliza procedimientos de exclusión, en nombre de cierta eficacia y eficiencia. No podemos renunciar a la misión que ‘el destinatario’ principal de la educación será aquel en quien podamos reconocer su humanidad.



mayo 19, 2007

Anoche tuve un sueño





Anoche tuve un sueño y al despertar al igual que Segismundo exclamé:

“¿Qué quizá soñando estoy
aunque despierto me veo?
No sueño, pues toco y creo
lo que he sido y lo que soy.”


En el sueño asistía a un seminario de análisis para mejorar los resultados estadísticos del SIMCE y PSU. El propósito era compartir experiencias y estrategias para poder quedar entre los “mejores establecimientos educacionales del país”, según los cánones de la actual sociedad. Todas las ponencias tenían un denominador común: la selección de alumnos/as como procedimiento eficiente y eficaz en el éxito de las pruebas estandarizadas.

Transcribo algunas opiniones de los participantes:

Un Prelado afirmaba que Jesús utilizó muchas veces la selección, por ejemplo, cuando eligió a sus apóstoles y que no habría sido posible la Iglesia si no se seleccionara a sus miembros.

Un Economista dijo que la educación es un bien escaso, por eso solo deben acceder los mejores.

Un Biólogo nos habló de la evolución de las especies y que su avance se ha logrado por la selección.

Un Sociólogo nos informó que desde la cuna existe una diferencia entre los individuos, que no solo es genética sino cultural, y que este fenómeno favorece la posterior selección de alumnos/as.

Un Apoderado expresó que prefería los colegios que seleccionan porque allí están los mejores.

Un Catedrático confesó que era más fácil enseñar a los alumnos/as interesados por aprender que a los díscolos, por eso era necesaria la selección.

Un Deportista argumentó que en los campeonatos siempre concurrían los seleccionados.

Un Estudiante explicó que le gustaba estar entre sus iguales por eso prefería la selección.

Un Rector fue categórico en decir que la única forma de lograr mejorar los índices en las pruebas estandarizadas, era la selección de alumnos/as.

Un Intelectual demostró que la “evidencia” científica evidenciaba la seguridad de la selección.

Un Político leyó un discurso que afirmaba que la selección de alumnos/as, la libertad de enseñanza y el lucro eran las bases para mejorar la educación.

Un Policía nos habló de los delitos y corrupción de la juventud y que era necesaria la selección en los colegios.

Un agricultor confesó que selecciona sus frutas y jamás empaqueta una fruta marchita con las sanas.

Un Juez nos advirtió que la selección debería tener un marco legal para evitar injusticias.

Al final del encuentro, una voz se elevó con fuerza y a todos los auditores nos dijo:

Me dirijo principalmente a los profesores/as porque son los que aún trabajan con seres humanos, muchos otros han perdidos ese contacto. Uds. No pueden entrar a la sala de clase con una actitud pesimista, sin esperanza, sin fe. Cuando están frente a sus alumnos/as no pueden decir ‘no son capaces’ pues desconocen el potencial de su alumno/a y es más honesto afirmar ‘yo no soy capaz’. No tienen derecho de heredar sus propias limitaciones mentales o físicas, pues el desarrollo humano tiende ser ascendente. Un profesor/a tiene que ser libre para dar libertad, con un horizonte amplio e inalcanzable; sin techo mental pues la vida no comienza ni termina en él/ella, ya que nadie puede afirmar ‘es el fin…ya no hay nada más que decir…solo debemos recordar’. El que no ama a su discípulo/a no puede ser maestro/a, más le vale ocupar su existencia en otros menesteres, pues la pedagogía era uno de los elementos más valioso que contenía ‘la caja de Pandora’.

Hubo un silencio silente en el ambiente hasta que se interrumpió por Segismundo que concluyó:

“Luego fue verdad, no sueño;
y si fue verdad (que es otra
confusión, y no menor),
¿cómo mi vida le nombra
sueño? Pues ¿tan parecidas
a los sueños son las glorias,
que las verdaderas son
tenidas por mentirosas,
y las fingidas por ciertas?”

(Pedro Calderón de la Barca: La vida es sueño)



mayo 13, 2007

"Shock numérico"









Una vez más, se inicia el debate por la calidad de la educación después de ser publicados los resultados del SIMCE que ha provocado un ‘shock numérico’ y escucho a los mismos de siempre con los mismos argumentos de siempre para analizar el “debacle de la educación”. Pienso que es injusto evaluar la “calidad” de la educación exclusivamente a través de una prueba “estandarizada” que por naturaleza es una abstracción, una suposición teórica que deja al margen otros criterios importantes como son la creatividad, la voluntad, el desarrollo comunitario, etc., además los escolares se pueden dar el lujo de boicotear la prueba sin sufrir ninguna consecuencia y así perjudicando la institución educativa, por eso es necesario retomar las preguntas que solamente buscan vislumbrar qué mundo queremos crear:

1.- ¿Qué se entiende por calidad de la educación?
2.- ¿Quién(es) deberá(n) definirla?
3.- ¿Qué se quiere ‘producir’ en las instituciones educativas?
4.- ¿Dónde percibe el profesor(a) el “producto de su trabajo”?

Estás preguntas para el ‘sistema actual’ están definitivamente solucionadas, sin embargo, considero que no es así, la comunidad nacional ha estado sometida a juicios de un grupo privilegiado que ha dictado los ‘canones educativos’ y que se niega al debate o cuestionamiento de sus premisas.

Considero que el valor de la igualdad se ha distorsionado en una simple homologación que desconoce la diversidad humana. Este ‘universalismo sustitucionista’ que considera como paradigmático la experiencia de un grupo de individuo, se ha olvidado del alumno/a concreto/a. Para mí el aprendizaje educativo se da en el encuentro entre individuos concretos y no entre abstracciones; somos personas con voz y rostros, racionales y emocionales, con una historia e identidad que manifiesta la pluralidad propia del ser humano. Cito, por ejemplo, un diálogo con una estudiante que presentaba bajo rendimiento y ausencia a clases

“- ¿Por qué no has venido a clases?- pregunté a Luisa alumna de tercer año medio.
- No he podido.
- Has faltado varios días y debes diversas evaluaciones en diferentes asignaturas… cuéntame ¿qué sucede?
- No estoy en mi casa… discutí con mis padres.
- ¿Dónde estás viviendo?- insistí.
- He estado en casa de algunas amigas, pero ahora voy a estar en la casa de mi tío.
- ¿Y tu hijo? - el hijo de Luisa tiene dos años.
- Está con mi mamá, desde que salí no he podido verlo. Mi tío va a hablar con mis padres para que me entreguen a mi niño.
- ¿Quién cuida a tu hijo cuando estás en el Liceo?
- Antes de entrar a clases lo dejo en el Jardín y cuando salgo lo paso a buscar- la jornada de estudio de Luisa es de las 8:00 a.m. hasta las 16:00 hrs. p.m.”

Por eso, percibo con preocupación que este ‘modelo educativo’ concibe al ser humano como si fuera una máquina aislada en vez de un ser interrelacionado que pertenece a una red; el currículum actual es estático - centrado en disciplinas que principalmente corresponde a las ciencias y el ‘sistema’ descalifica un “curriculum dinámico - contextualizado, centrado en preguntas relevantes, en el conocimiento humano ciencia – arte – espiritualidad – tradiciones”.

Algunos de estos “buenos colegios”, según el SIMCE, realizan una selección de alumnos/as, dejando excluidos a los que “no cumplen con el perfil” y si todos continuamos con esta tendencia ¿qué o quiénes se harán responsables de la formación de niños, jóvenes o adultos excluidos del actual modelo educativo?

En cada clase que tengo con mis alumnos/as, reflexiono cuál es el aprendizaje urgente y necesario para mi ‘discipulo/a’ en concreto:

“Se acercó María – alumna de primer año medio- y con molestia me dijo:
- Profe, no se da cuenta que lo que nos hace hacer es grave.
La miré con sorpresa, pues los alumnos/as estaban trabajando en una guía lexicológica con la etimología de la palabra “mamá” y una de las actividades era elaborar un acróstico con el nombre de la madre. Así que le pregunté por qué encontraba “grave” la actividad.
- Sabe profe, hace poco tiempo que estoy viviendo con mi mamá.
- ¿Desde cuándo?
- Hace unos seis meses.
- ¿Y antes con quién vivías? – pregunté.
- Con mi abuela.
- ¿Y qué encuentras “grave” en la guía? – insistí.
- No me nace nada para escribirle algo a mi madre… todavía tengo sentimientos encontrados con ella.”


¿Qué quiero lograr? ¿El acróstico o la resiliencia? ¿Cambios superficiales de la conducta o cambios profundo de la conciencia?




mayo 05, 2007

Háblanos de la Enseñanza...





“Entonces dijo un Profesor: Háblanos de la Enseñanza”.

Y él repuso:

Nadie puede revelaros nada sino lo que yace en medio dormido en el alba de vuestro conocimiento.

El maestro que, entre sus discípulos, pasea a la sombra del templo, no da de su sabiduría, sino más bien de su fe y de su aptitud para amar.

Si es en verdad sabio no os invita a entrar a la casa de su sabiduría, sino que más bien os conduce al umbral de vuestro propio espíritu.

El astrónomo puede hablaros de su comprensión del espacio, pero no puede daros su comprensión.

El músico puede cantaros con el ritmo que reside en todo espacio, pero no puede daros el oído que retiene el ritmo ni la voz que le da eco.

Y aquel que es versado en la ciencia de los números, puede hablar de las relaciones del peso y la medida, pero no puede conduciros hasta allá.

Porque la visión de un hombre no presta sus alas a otro hombre.

Y así como cada uno de vosotros está solo en el conocimiento de Dios, así debe cada uno de vosotros estar solo en su conocimiento de Dios y en su entendimiento de la tierra.”

(Khalil Gibran: El Profeta)